La famosa Praga, de misteriosos callejones sin salidas y encantadoras callecitas, ofrece cientos de posibilidades para disfrutar durante semanas. Una de las primeras cosas que hay que hacer en la capital de la República es visitar el centro histórico, en el que conviven diferentes estilos arquitectónicos que representan los 900 años de historia de la urbe. Allí los principales lugares que hay que ver son Staré Mesto (Ciudad Vieja), Vácklavské námestí el Hradcany (distrito del castillo) y el Malá Strana (Barrio Chino). Además de la Ciudad Vieja, hay también una Ciudad Nueva llena de museos, cafeterías y teatros que vale la pena conocer y los distrito de Holesovice, Vinohrady, Smíchov, Vysehrad y Troja.
Karst Moravo es una ciudad de idílicas y frondosas colinas ubicada al norte de Brno. Además de disfrutar de los hermosos paisajes que ofrece la ciudad, una buena opción es visitar la zona del Punkevní, donde se pueden recorrer las profundas grutas llenas de estalactitas y estalagmitas que terminan al pie del despeñadero de Macocha, donde desemboca el río subterráneo Punkva. También se pueden visitar las cuevas de Balcarka, Sloupsko-Sosuvské y Katerinská.
La magnífica Kutná Hora, situada a 65 km al sureste de Praga, conserva varios monumenos que dan fe de la gloria que disfrutó durante el siglo XIV y disfruta, al igual que la capital, de una amplia muestra de diversos estilos arquitectónicos. Algunos de los lugares que hay que considerar durante una visita son la imponente Catedral de Santa Bárbara, el casco hstórico, un osario gótico, el Convento de las Ursulinas, las iglesias de San Jaime y de Nustra Señora, los pozos de las minas medievales y el Museo Hrádek de la Minería.
La Región de Moravské Slovácko es uno de los lugares de Europa Central en el que la gente más ha conservado sus tradiciones culturales. Gracias a su acogedora y alegre población, esta región promete una agradable estadá para culquier viajero. Al mantener tan vivas las tradiciones, este pueblo ofrece, además de atractivos lugares para visitar, celebraciones a las que vale la pena asistir, entre ellas se destacan los festejos de Vlcnov, Blatnice y Stráznice. Los pueblos de esta región llevan adelante una importante cultura vitivinícola basada en vinné sklepy (bodegas familiares), algunas de ellas subterráneas, que también se pueden visitar.
La ciudad de Krivoklát, construida a orillas del río Rakovnický Potok, es otra de las atractivas opciones turísticas que ofrece la República. Allí se puede realizar un paseo a la Región Paisajística Protegida de Krivoklát, el valle boscoso de Berounka, o visitar el castillo de Krivoklát de finales del siglo XIII. También se puede hacer un pequeño viaje a la zona de veraneo de Skryje, pasando por los acantilados de Nezabudice, el castillo francés del Týrov y la localidad de Týro.
Karlovy Vary es el baneario de aguas termales más antiguo de Bohemia y uno de los más importantes del país. Además de disfrutar de baños de azufre y diversas terapias, se puede probar el agua de las 12 fuentes termales, recomendada para trastornos digestivos y desórdenes del metabolismo. Además de las termas, este balneario cuenta aún con importantes muestras de arquitectura imperial y hermosos parques.
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